jueves, 31 de diciembre de 2015

Brindemos



Debería haber puesto mi voz, como algunos me sugirieron, a este seudo-relato, a este brindis en la distancia…, pero eso no es lo mío. Lo mío es escribir, mejor o peor, a trompicones o de forma febril, solo escribir, y que sean otros los que le pongan cuerpo y voz a mis letras.
Y así, con la copa llena, empecemos el brindis a la salud de aquellos que saben transmitirnos lo que esconden las palabras, solo con el poder de su voz.
Brindemos por quien se deja la piel para conseguir lo que se propone, a pesar de que se le tache de loco.
Brindemos por las Sensaciones, incluso por aquellas que no sabemos catalogar; por las personas, por los personajes, por las historias, por los principios y los finales, que nos transforman, a veces, de golpe, a veces, poco a poco.
Brindemos por aquellos que han salido de nuestra vida, sin conseguir destrozarnos demasiado, Y por los que han entrado en ella, revolviéndolo todo y quitándole el polvo a estanterías que teníamos olvidadas.
Brindemos por  quien quiere dar la cara y, también, por quien se siente más cómodo encerrado en un juego de espejos, mostrando algunas cosas, escondiendo otras, creando la ilusión de que su mundo es otro, diferente y paralelo.
Brindemos porque siempre haya alguien que, como a Niños Perdidos que somos, nos cuente cuentos: ya sea una Wendy, una Cat o una voz que nos resulte tremendamente familiar.
Brindemos porque ese cuento, en el fondo, Encierre algo nuestro: una ilusión, un momento fugaz, un beso a quien no debemos, un roce que dispara todas nuestras alarmas, un “adiós” antes de decirnos un “hola”, un cruce de miradas en una estación, un abrazo que dure siempre, un secreto inconfesable, una mentira que necesitamos creer,  una historia sin principio ni final…
Brindemos porque poco importa quién escribe esas historias, ni el dónde, ni el cómo; si es un ser real o es todo ficción; si nos cuenta parte de su vida o desparrama su vida en partes.
Brindemos porque, por suerte, podemos retractarnos de nuestras palabras, aunque hayan quedado escritas en algún lugar.
Brindemos por todo aquello que todavía no hemos dicho pero que, a lo largo de este nuevo año, no nos quedaremos sin decir.
Brindemos por poder seguir haciendo lo que nos gusta y, si no es así, que al menos encontremos la manera de cambiarlo.
Brindemos por saber cerrar a tiempo la caja de Pandora.
Brindemos por este año que se nos escapa entre los dedos, por ser irrepetible, gracias a esas casualidades que han cuajado cada uno de los meses, a las sensaciones únicas, a los recuerdos sonoros y a las personas encontradas, que han convertido los días de este año en fechas reseñables de nuestra Historia.
Brindemos, sin más, por un 2016 que superará, con creces, todas nuestras expectativas.

Cat Yuste.