Debería haber
puesto mi voz, como algunos me sugirieron, a este seudo-relato, a este brindis
en la distancia…, pero eso no es lo mío. Lo mío es escribir, mejor o peor, a
trompicones o de forma febril, solo escribir, y que sean otros los que le pongan
cuerpo y voz a mis letras.
Y así, con la
copa llena, empecemos el brindis a la salud de aquellos que saben transmitirnos
lo que esconden las palabras, solo con el poder de su voz.
Brindemos por quien
se deja la piel para conseguir lo que se propone, a pesar de que se le tache de
loco.
Brindemos por
las Sensaciones, incluso por aquellas que no sabemos catalogar; por las personas,
por los personajes, por las historias, por los principios y los finales, que
nos transforman, a veces, de golpe, a veces, poco a poco.
Brindemos por
aquellos que han salido de nuestra vida, sin conseguir destrozarnos demasiado, Y
por los que han entrado en ella, revolviéndolo todo y quitándole el polvo a estanterías
que teníamos olvidadas.
Brindemos
por quien quiere dar la cara y, también,
por quien se siente más cómodo encerrado en un juego de espejos, mostrando
algunas cosas, escondiendo otras, creando la ilusión de que su mundo es otro,
diferente y paralelo.
Brindemos
porque siempre haya alguien que, como a Niños Perdidos que somos, nos cuente
cuentos: ya sea una Wendy, una Cat o una voz que nos resulte tremendamente
familiar.
Brindemos
porque ese cuento, en el fondo, Encierre algo nuestro: una ilusión, un momento
fugaz, un beso a quien no debemos, un roce que dispara todas nuestras alarmas,
un “adiós” antes de decirnos un “hola”, un cruce de miradas en una estación, un
abrazo que dure siempre, un secreto inconfesable, una mentira que necesitamos
creer, una historia sin principio ni
final…
Brindemos
porque poco importa quién escribe esas historias, ni el dónde, ni el cómo; si
es un ser real o es todo ficción; si nos cuenta parte de su vida o desparrama
su vida en partes.
Brindemos
porque, por suerte, podemos retractarnos de nuestras palabras, aunque hayan quedado
escritas en algún lugar.
Brindemos por
todo aquello que todavía no hemos dicho pero que, a lo largo de este nuevo año,
no nos quedaremos sin decir.
Brindemos por
poder seguir haciendo lo que nos gusta y, si no es así, que al menos encontremos
la manera de cambiarlo.
Brindemos por
saber cerrar a tiempo la caja de Pandora.
Brindemos por este
año que se nos escapa entre los dedos, por ser irrepetible, gracias a esas
casualidades que han cuajado cada uno de los meses, a las sensaciones únicas, a
los recuerdos sonoros y a las personas encontradas, que han convertido los días
de este año en fechas reseñables de nuestra Historia.
Brindemos, sin
más, por un 2016 que superará, con creces, todas nuestras expectativas.
Cat Yuste.
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