Parece increíble, pero ya han
pasado 365 días desde nuestro último brindis… Y, aunque la copa nos pese, no
debemos dejar de brindar, por nada ni por nadie.
Todos los recuerdos se
precipitan, como las últimas horas de este año completo y complejo, que se nos
escapa entre los dedos con la sensación de haber dejado temas pendientes,
llamadas pendientes, palabras pendientes, besos en espera y algún que otro tren
perdido por no saber llegar a la hora.
Nos vienen sabores a la boca: de
palabras que dijimos y sentenciaron; de palabras que no dijimos y se mueren por
ver la luz; de besos que dimos y se perdieron, y de besos que esperan el
momento de ser dados.
Pero nos prometemos que este 2018
será diferente, que haremos esto o aquello. Que empezaremos ese libro. Que
abriremos esa puerta. Que volveremos a ese
lugar. Que llamaremos a ese amigo que lleva todo el año esperando nuestra
llamada, porque la necesita, porque nos necesita, porque estamos tan ocupados
con nuestra vida que se nos olvida que los
demás también tienen la suya…
¡Y, realmente, estamos a tiempo
de cambiarlo!
Por eso toca brindar, señores,
sin duda. Por un año nuevo repleto de promesas que, esta vez sí, cumpliremos
liberando nuestra famosa lista de temas pendientes.
Brindemos por un perdón a tiempo
y un tiempo de perdón.
Brindemos por los nuevos proyectos
que llenarán las páginas de nuestra agenda.
Brindemos por los besos con luz y
taquígrafos, por los abrazos que cuidan y curan, por los viajes que nos llevan lejos, muy
lejos, donde los problemas no consiguen encontrarnos.
Brindemos por las nuevas
historias, que nos harán vibrar, y por las viejas, que nos hacen vivir.
Brindemos por los que están
lejos, para sentirlos cerca.
Brindemos para que en este 2018 también
tengamos tiempo de cometer errores y aprender de ellos.
Mis criaturas y yo os agradecemos
el tiempo dedicado, el odio destilado y el cariño que os hayamos podido
despertar. Os deseamos un año lleno de cosas buenas, de días importantes y de
sensaciones que os despierten todos los sentidos.
Y os pedimos que no dejemos nunca
de brindar: con una copa, con una jarra, con un chupito… porque, a veces, un simple
brindis nos puede cambiar la vida.
¡Feliz 2018!
Cat.
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