Hoy no os
traigo un cuento sino una respuesta al artículo de Juan Gómez-Jurado titulado
“Venganza contra la traducción”. He recogido en el título de esta entrada sus
propias palabras porque, en lugar de recular y entonar: "Lo siento mucho,
me he equivocado" sigue erre que erre aferrado a la brocha cuando hace
tiempo ya que le han quitado la escalera.
Su artículo
descalifica gratuitamente a los traductores de películas y, de rebote como
suele ser costumbre en estos casos, a los actores de doblaje a los que se
atreve a calificar de "ladrones y violadores". Y, para rematar la
jugada, nos acusa a todos de no saber leer entre líneas. Señor Gómez-Jurado: en
la frase: no creo que nadie quiera presumir de tener los mejores ladrones y
violadores del mundo", ¿cuál es el significado correcto de las palabras
"ladrones" y "violadores"? ¿Acaso hay más escondido bajo
esa delicada sutileza que destila su frase?
Está claro que
hay personas que se piensan que por tener un "púlpito" dónde dar su
sermón, éste se convierte en verdad absoluta. Allá ellos. Lo que no comprenden
es que la descalificación (y en este caso "descalificación" es un
término suave para lo que ha hecho el señor Juan Gómez-Jurado) es la línea que
jamás se debería franquear.
Yo no pensaba
que un periodista, escritor, con sus libros traducidos a varios idiomas y un
par de premios a la espalda necesitaba el insulto para apoyar sus teorías. Me
equivoqué. Claro que también pensaba que este tipo de gente se informa antes de
escribir un artículo pero… ya he visto que tampoco.
No soy
periodista, sin embargo, me he tomado la molestia de preguntar a los que saben
de este tema (traductores, directores, ajustadores y actores de doblaje) para
documentar la respuesta que usted se ha ganado a pulso, demostrándole a la vez
que se puede hablar de algo sin necesidad de ofender a los que no están de
acuerdo con lo que usted dice, sobretodo cuando lo dicho no se ajusta a la
verdad.
Los títulos
nunca los deciden los traductores, sino el cliente y, casi siempre, buscando
algo comercial que anime al espectador a ir a verlo. Esto seguro que le suena
porque las editoriales suelen hacer lo mismo.
La adaptación
de una película es un proceso en el que intervienen muchas personas. El
traductor, que hace su trabajo a conciencia, suele añadir notas que van
dirigidas al ajustador para que, a la hora de encajar los diálogos en las bocas
de los actores originales, estos sean lo más fieles posibles a la traducción.
Es un trabajo en equipo que lleva mucho tiempo, que se cuida y que busca la
fidelidad al original y, por supuesto, la naturalidad a la hora de hablar.
Siempre prevalecen "las bocas" que son, en definitiva, las que mandan
y las que permitirán una frase u otra. A lo que, después, hay que sumarle el
trabajo del director y de los actores de doblaje que, aunque solo nos llegue su
voz, interpretan con todo el cuerpo, pegándose lo más posible al original y, en
algunos casos, mejorándolo.
Como ve, no son
“los brillantes traductores”, como usted los llama, los que deciden la
modificación de un diálogo, es una decisión de equipo. Tampoco se cambia por
cuestiones de censura, eso es de otra época, ni tampoco para bajar el listón
por falta de cultura del personal. Ninguno de sus argumentos se ajusta a la realidad.
Usted propone
la opción de los subtítulos. Y yo le pregunto: ¿sería capaz de verse “El Señor
de los Anillos” subtitulada? Seguramente sí, porque usted es un ser superior,
pero no todo el mundo puede. Hay quién no tiene la rapidez de leer a la par que
se fija en la expresión del actor, le da la entonación adecuada y disfruta del conjunto. Eso, por
supuesto, si hablamos de las personas que pueden leer la pantalla. Le informo
que el colectivo de ciegos y discapacitados visuales también acuden al cine y,
al contrario que usted, no pueden permitirse el lujo de leer los subtítulos. Para
ellos el doblaje, si es que acaso no quieren la versión original, es la única manera
de acceder al contenido, así que, por favor, modere su lenguaje cuando hable de
un colectivo que ayuda a que todos se sientan integrados a la hora de acudir a
las salas.
Otro de los
grandes errores de su artículo es afirmar que hace quince años que dejamos de
tener buenos actores de doblaje. No voy a soltarle aquí la lista de actores que
tenemos en activo y que hacen un trabajo magnífico, porque me da la sensación que
probablemente no conozca ni a la mitad, porque no se ha molestado en
conocerlos. Pero le diré que, a día de hoy, tenemos los mejores profesionales
del sector que se dejan la voz en el atril para que todos (TODOS) tengamos la
opción de disfrutar de películas, series, documentales, incluso libros, en
nuestro idioma.
Un artículo no
es la terraza de un bar donde uno se desfoga por una rabieta sin medir las palabras
que va soltando por la boca, y eso es algo que usted debería saber. Todos
tenemos derecho a dar nuestra opinión, faltaría más, pero antes de hacerlo
tenemos que saber de qué estamos opinando.
Y me voy a
permitir el lujo de darle un consejo, con total humildad: hablar tan mal de un
colectivo que, quizá mañana, traduzca sus libros o incluso llegue a ponerles
voz (porque existe una cosa llamada "audiolibro") tal vez no sea buena
idea, porque si a mí me llamase "ladrona y violadora" no habría
dinero en el mundo que pague el hecho de que yo le ponga voz a uno de sus
textos.
Espero haber
cumplido con mi objetivo de demostrarle cómo se puede hacer un artículo
explicando la realidad de la adaptación audiovisual, respetando que haya otras
opciones y, sobretodo, sin recurrir al insulto para apoyar mis teorías.
Solo puedo decir: ¡Olé tú!
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarSe le puede decir más alto pero no más claro! Y desde el respeto. Muy bien cat
ResponderEliminarMuchas gracias. Se puede tener una opinión diferente pero no es necesario insultar para opinar. Al menos espero que le haya quedado un poco más claro cómo es el trabajo de adaptación de una película.
EliminarBien dicho!!!
ResponderEliminarGracias por dejarme comentario y perdona mi demora en contestarte.
ResponderEliminarLa verdad es que me quedé muy agusto poniéndole los puntos sobre las "ies" a este señor.
Un abrazo.